La inflación mundial, y especialmente la inflación argentina, está distorsionando el “Índice Big Mac” que desde 1986 publica The Economist.
Según la última revisión, el precio promedio del Big Mac (solo, no en combo) en la Argentina ($980, según un relevamiento en 4 ciudades del país), convertido a dólares al tipo de cambio oficial de $182,84, el valor del día en que se hicieron los cálculos para enero 2023, arroja que la hamburguesa cuesta en la Argentina 5,31 dólares, apenas por debajo de los USD 5,36 que cuesta en EEUU, pero 0,8% superior al precio promedio del mismo sandwich en el área del euro, 13,7% más caro que en el Reino Unido, 19,6% más que en Brasil, 69% más que en Japón (uno de los países históricamente más caros del mundo para comer), y más del doble de lo que el Big Mac cuesta en la India.
El Big Mac, dice la revista británica es básicamente una amalgama de lo que cuestan el alquiler de locales, la electricidad y la mano de obra, así como la carne, el pan y el queso con que se elabora el sandwich, de modo muy similar en todo el mundo. De lo que resulta que su precio es un indicador de presiones inflacionarias más amplias y permite comparar precios y tipos de cambio entre países.