Una de las maquinarias de poder más implacables de América Latina será puesta a prueba el próximo domingo.
El Partido Colorado, la fuerza política conservadora que gobierna Paraguay casi sin pausa desde 1947, tiene un reto difícil ese día en unas elecciones de una sola vuelta que enfrentan a su candidato presidencial, Santiago Peña, con varios candidatos opositores.
Imponerse en las urnas es una especialidad de los colorados paraguayos: lo han hecho durante décadas.
Sus defensores atribuyen ese éxito a la popularidad del partido y los logros de sus gobiernos. Sus críticos señalan que han ganado suprimiendo rivales bajo un régimen militar, con fraudes o mediante el uso del Estado para captar votos en democracia.