Las fuerzas armadas de Myanmar, los líderes del reciente golpe en el país, están financiadas con gran parte del presupuesto nacional.
Pero también obtienen un vasto y secreto ingreso de intereses comerciales en expansión.
En el popular Centro de Paracaidismo Cubierto de Rangún, los visitantes pueden experimentar la emoción de saltar de un avión desde la seguridad de un túnel de viento vertical.
Pero pocos de los que experimentan esta atracción se dan cuenta de que es parte de un enorme imperio empresarial dirigido por los militares y que forma parte del tejido social del país.
Los críticos argumentan que esta lucrativa red hizo posible el golpe de Myanmar y ha dejado al descubierto la responsabilidad de los militares.