Dos estudios de la Universidad de Virginia para Estados Unidos y otro de la Universidad Tecnológica de Suecia de 2018 para la Unión Europea han puesto de relieve un caso grave de desprotección a las mujeres en el transporte diario, así como un ejemplo de sexismo invisible y cotidiano en los diseños que componen nuestra sociedad.
La probabilidad de que una conductora femenina con cinturón sufra una lesión muy severa o severa es un 47 y un 71% más alta respectivamente que si se trata de un conductor. También se ha demostrado que los progresos en la seguridad de los reposacabezas de entre 2010 y 2013 reduce la propensión a discapacidades permanentes para conductores en un 70%, mientras que esas mismas medidas las aumentan en un 13% para conductoras. Estas son cifras europeas, las estadounidenses son muy similares.