De Christopher Nolan se ha dicho que es meticuloso hasta el extremo, un poco en la línea de uno de los grandes referentes de su cine, Stanley Kubrick, capaz de repetir tomas decenas de veces hasta que quedaban a su gusto. Pero la que armó en ‘Interstellar’ para no tener que recurrir a los efectos digitales bate todos los records de devoción por los efectos prácticos.
En ‘Interstellar’ el papel de los cultivos de maíz es importante, porque el argumento nos lleva a un futuro no demasiado lejano, el año 2067, donde es muy complicado cultivar alimentos en la superficie del planeta. El maíz es uno de los pocos que resisten a esta circunstancia y nuestro protagonista, un ex-piloto interpretado por Matthew McConaughey, vive junto a unos campos de este cereal.
El guión que escribió Nolan junto a su hermano Jonathan describía un campo de maíz con montañas en la distancia, y para hacerlo realidad el maíz fue cultivado de verdad: nada menos que 200 hectáreas de plantación en Calgary, superando una acción similar que había llevado a cabo Zack Snyder, lo que inspiró a Nolan. Snyder había plantado 80 hectáreas de maíz para crear el escenario de la granja de los padres del héroe en ‘El hombre de acero’.