La justicia en Irán contempla un delito de suma gravedad, ya que por su definición dentro del contexto de la ley islámica, es prácticamente una sentencia de muerte: el delito de «odio contra Dios» o «moharebeh».
Hasta la fecha, la República Islámica de Irán ha ejecutado cientos de personas bajo este delito.
Esta semana, ahorcó a dos manifestantes vinculados a las protestas que se han registrado en todo el país desde septiembre a raíz de la muerte en custodia de una joven que fue arrestada por la policía de la moral por llevar mal puesto el hijab o velo islámico.
Mohsen Shekari y Majidreza Rahnavard, ambos de 23 años, fueron ejecutados en el lapso de pocos días, tras ser condenados por el delito demoharebehpor un tribunal revolucionario.
Shekari fue encontrado culpable de haber atacado a un integrante de la paramilitar Fuerza de Resistencia Basij con un machete en Teherán, mientras que a Rahnavard se le sentenció por supuestamente haber matado a dos miembros del mismo grupo.