Seis semanas. Es el plazo legal fijado por media docena de estados norteamericanos para interrumpir el embarazo. A partir de esa fecha, las mujeres no podrán someterse a un aborto, por más que existan riesgos para la salud de la madre o del hijo, por más que existan malformaciones congénitas, por más que la gestación surja de una violación. Georgia ha sido el último estado en sumarse a la lista, causando gran indignación a lo largo y ancho del país.
Incluida una controvertida protesta.
La idea la deslizó Alyssa Milano, actriz, el pasado fin de semana: todas las mujeres estadounidenses deberían iniciar una «huelga de sexo» ante la eliminación de sus «derechos reproductivos» y para mostrar su disconformidad con la panoplia de medidas reaccionarias impulsadas por diversos estados. «Hasta que las mujeres no tengamos control legal sobre nuestros cuerpos, no podemos arriesgarnos al embarazo».