La falta de diversidad corporal y la escasa representatividad de los personajes gordos sigue siendo uno de los grandes tabúes en la ficción audiovisual.
Si algo caracteriza a la ficción televisiva de los últimos años es una visión crítica de temas candentes. Desde la deriva distópica del capitalismo en Severance (2022) hasta los problemas de salud mental en Euphoria (2019), las series incorporan cada vez más debates sociales en su trama como respuesta a un creciente interés de la audiencia. Atrás quedan los años del escapismo noventero de Friends (1994) o del chascarrillo controvertido de The Office (2005). Para que una propuesta funcione, tiene que formar parte de la conversación actual. Esto también se ve reflejado en galardones de la industria como los Globos de Oro, que este año reconocieron a series socialmente comprometidas como Abbott Elementary (2021) o The Bear (2022). Pese a los avances, la mayoría de ellas no han sido capaces de romper uno de los mayores tabúes de la ficción televisiva: la falta de diversidad corporal y la escasa representatividad de los personajes gordos.