Que América Latina se debatía entre “civilización y barbarie” fue una idea del argentino Domingo Faustino Sarmiento a mediados del siglo XIX. Imaginaba que el estado liberal sería el vehículo civilizatorio para una región moderna. 70 años después, Rosa Luxemburgo postuló el dilema que enfrentaba el mundo: “Socialismo o Barbarie”.
En este año que se va, con un millón y medio de muertos acumulados durante la pandemia y un tendal económico y social devastador, América Latina ofrece al mundo una forma del optimismo, desesperada y mínima, pero no por eso menos vital: “O Barbarie”.
La recuperación de las mejores experiencias igualitarias de las sociedades latinoamericanas o la férrea (y no tan novedosa) alianza de autoritarismo y mercado.