Uno de los secretos periodísticos peor escondidos es que todo medio que se precie tiene preparada de antemano una serie de obituarios para aquellas figuras de talla internacional que, sospecha, pronto dejarán de estar entre nosotros. Desde Silvio Berlusconi hasta Jimmy Carter, Noam Chomsky o el papa Francisco, cualquier personalidad ilustre de más de 85 años suele tener su artículo preparado. Hasta hace poco, Isabel II era la reina del Reino Unido y, también, de este conjunto de piezas en la guantera de las redacciones de medio mundo. Con su fallecimiento en septiembre de 2022, un sucesor se erigió en el nuevo líder global de los no muertos: Henry Kissinger.
En un desafío a los centenares de obituarios a la espera de ser publicados, el asesor de Seguridad Nacional y secretario de Estado más célebre de la historia moderna de Estados Unidos cumple este sábado 100 años. Llega a su centenario en paz, sin problemas de salud conocidos, concediendo frecuentes entrevistas televisivas y con su mujer, Nancy Kissinger, felizmente a su lado. Con ello no solo decepciona a periodistas que llevan más de una década actualizando sus textos para una despedida que no llega, sino también a un porcentaje nada desdeñable del planeta que continúa, casi medio siglo después de que abandonara la Casa Blanca, deseando su muerte.