La industria de la moda está desde hace tiempo en el ojo del huracán cuando se habla de los problemas medioambientales y de sostenibilidad que produce esta actividad económica.
El enorme volumen de producción, la gran cantidad de recursos naturales que consume, los pocos usos que se dan a cada prenda, lo abusivo de algunos proceso de fabricación en lo que respecta a recursos humanos y el exceso de materiales contaminantes y no reciclables utilizados en las prendas son, a grandes rasgos, las acusaciones que desde el punto de vista de la sostenibilidad se hacen contra el sector para intentar paliarlos
La industria no es del todo insensible a ello y en los últimos años han proliferado los casos de marcas que promueven un uso más racional y sostenible de la ropa -Adolfo Domínguez es un buen ejemplo en España- que animan la aparición de un mercado de prendas usadas para sus artículos o que fabrican estos con material procedente de residuos contaminantes, por un lado, o con productos naturales que sustituyen a los sintéticos, por otro.