Cristina Kirchner partió la coalición gobernante por el acuerdo con el FMI, convencida de que ese trato perjudicará a la economía. Cree que, por más que el organismo no reclamó reformas estructurales -como cambios en las jubilaciones o una reforma laboral-, el Gobierno estará obligado a promover un ajuste que le quitará chances electorales para 2023. La vicepresidenta y su entorno piensa en una palabra que genera inquietud: recesión.
Los referentes del kirchnerismo, contra lo que piensa Martín Guzmán, están convencidos de que, así como está planteado, el acuerdo derivará en un inevitable ajuste. Y que así el oficialismo perderá las elecciones.
El escenario empeoró tras la invasión rusa en Ucrania: los precios de los alimentos, y también de la energía, saltaron por los aires, lo que ya está implicando un severo fogonazo inflacionario. Llovido sobre mojado.