sábado 1 de abril de 2023
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Irán, de la insumisión a la revolución

Tres fases caracterizan el movimiento iraní que comenzó en septiembre y está entrando en su tercer mes. La primera, que dura una o dos semanas, está marcada por la irrupción de las mujeres en el escenario social, que lanzan la protesta con la consigna “Mujer, vida, libertad”. lo importante: los hombres las siguen. En su mayoría son jóvenes. La segunda fase, que sucede a la primera, está marcada por la consigna «Muerte al dictador» (Khamenei). Vemos muchas mujeres y hombres, todos jóvenes y, por primera vez, muy jóvenes (entre 12 y 17 años). Los estudiantes y los secundarios llevan la delantera con dos provincias étnicas, el Kurdistán iraní (oeste de Irán) y Baluchistán (sureste), en las que todas las edades participan en las manifestaciones.

Mahsa Amini, que murió en las instalaciones de la brigada contra el vicio en Teherán, originaria de Kurdistán, y las manifestaciones en Saqqez, su ciudad natal, y en Sanandaj, la capital de Kurdistán, están en pleno apogeo. En Baluchistán, es el asesinato de una joven lo que desencadena la manifestación contra la teocracia islámica. Más de sesenta manifestantes, entre ellos algunos menores, fueron asesinados durante la manifestación. Allí también escuchamos la multiplicación de manifestaciones en Zahedan, capital de la provincia. En la parte étnica de Irán, la violencia estatal es más fuerte. La reacción de la población, en todo el país, es la unión con las minorías étnicas. Los eslóganes dan testimonio de esto: “Zahedan, Sanandaj, la niña de los ojos de Irán” o “Juntos, recuperaremos Irán [de las manos de la teocracia]”.

La tercera fase, que comenzó la semana pasada, está marcada primero por huelgas y cierres del bazar. Esto es importante porque el bazar, aunque haya perdido su importancia económica, tiene un significado simbólico fundamental, debido a su papel en los movimientos iraníes del pasado (tanto el de Mossadegh en 1950 como en la Revolución de 1979) . Hasta entonces, eran los jóvenes de la tercera generación posrevolucionaria los que protestaban. Ahora se les están uniendo obreros (segunda generación) y bazaris (comerciantes del bazar, segunda y primera generación). Denuncian, además de una economía dislocada, un descontento social politizado.

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