“Sean fuertes, sean amables”. Fueron las palabras con que la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, terminó una rueda de prensa preparada a toda prisa para anunciar el primer confinamiento ante un virus desconocido y letal. Para muchos neozelandeses, se convirtieron en un eslogan en el inicio de la pandemia, cuando el país consiguió eliminar el coronavirus dentro de sus fronteras.
En los años siguientes también se convirtieron en un sinónimo de la política de Jacinda Ardern. Para sus admiradores, encapsulaban su característica mezcla de empatía y fortaleza. Para sus críticos, eran un ejemplo de retórica altisonante que no siempre se traduce en reformas legislativas.
Ardern se convirtió en 2017 en la dirigente más joven del mundo y pasó a la historia como la segunda mujer en dar a luz mientras ocupaba un cargo electo. Seis años después, este jueves, ha hecho un sorprendente anuncio: dejará el cargo a finales de mes, poniendo fin a su segunda legislatura antes de las próximas elecciones de octubre.