Al final, el decreto oficialista terminó diluido en una sugerencia amigable hacia los gobernadores. Del supuesto toque de queda nocturno, a una recomendación sin poder de policía. El Presidente le temió a la desobediencia civil y al choque con algunos jefes provinciales.
En el medio, las críticas grandilocuentes de Juntos por el Cambio quedaron en offside ante el giro de la Rosada, o podrá verse como que la Casa Rosada retrocedió ante el fastidio expresado por la oposición. Patricia Bullrich fue la abanderada de esa crítica hacia el supuesto autoritarismo del plan oficial.
“El toque de queda debe aprobarse en el Congreso; no es potestad de un monarca. ¿Quiénes pagan el fracaso de la política sanitaria del Gobierno? Millones de argentinos que no pueden trabajar.¡Otro golpe a los trabajadores!”, tuiteó la exministra de Seguridad.