El porte del festejo del Gobierno por una inflación mensual del 3,4% (del 15,6% en el primer cuatrimestre y del 55,8% en el último año), una que más de un país de la región acumula con mala suerte en un año, es producto de la jibarización de sus propias expectativas económicas. Ya nadie espera lluvia de inversiones, brotes verdes ni segundos semestres. El proyecto de reelección de Mauricio Macri y el freno definitivo a las presiones del “círculo rojo” por una candidatura de María Eugenia Vidal descansan en la módica esperanza de que un índice de precios aún muy alto pero declinante valide el eslogan “es por acá”.