¿Aceptarías que con el instrumento del diablo te invitara a almorzar comida embalsamada seguida por la bebida de Satán?
¿O te sentirías más cómodo si te llamara por teléfono para invitarte a comer a mi casa, preparara platos con ingredientes congelados y luego te sirviera un café?
Cuando los teléfonos aparecieron, los suecos los llamaron «el instrumento del diablo», «porque representaba una amenaza para las relaciones comunitarias: sentían que los estaba desconectando», le contó a BBC Mundo Calestous Juma, del Centro Belfer para la Ciencia y Asuntos Internacionales del Harvard Kennedy School, en Estados Unidos.
«En vez de encontrarse a charlar frente a frente, este aparato los alejaba», agrega.
Durante 16 años, Calestous estudió seis siglos de controversias disparadas por la innovación y plasmó lo aprendido en el libro «Innovación y sus enemigos: por qué la gente se resiste a las nuevas tecnologías».
«Esa es una de las formas en que a quienes no les gustaban los productos trataban de demonizarlos, llamándolos con nombres poco atractivos».