Silicon Valley Bank (SVB), uno de los principales prestamistas tecnológicos, fue cerrado ayer por los reguladores estadounidenses, quiénes han tomado el control de los depósitos de sus clientes en la mayor quiebra de un banco estadounidense desde 2008.
En el caso de SVB, los clientes de capital de riesgo sacaron dinero del banco porque tenían dificultades para recaudar fondos en otros lugares, lo que obligó a la entidad a la venta apresurada de bonos con pérdidas. El importe retirado que ha hecho saltar las alarmas fue de 42.000 millones, una cuarta parte de su depósitos totales, en un día y el esfuerzo fallido para recaudar nuevo capital puso en duda el futuro del prestamista centrado en la tecnología.
La entidad perdió 1.800 millones de dólares vendiendo un paquete de bonos para satisfacer las demandas de efectivo de los depositantes. A pesar de ello, el banco no completó el aumento de capital previsto asociado con su plan de reestructuración de balance y provocó una caída global en las acciones bancarias y un replanteamiento de los riesgos.