El ojo humano puede percibir físicamente millones de colores, pero no todos reconocemos los colores de la misma forma.
Alguna personas no pueden ver las diferencias en los colores (también conocido como daltonismo) debido a un defecto o a la falta de unas células en la retina sensibles a los altos niveles de luz: los conos. Sin embargo, la distribución y la densidad de estas células también difiere entre personas con una «visión normal», lo que hace que todos experimentemos los mismos colores de manera ligeramente diferente.
Aparte de de nuestras características biológicas, la percepción del color tiene menos que ver con la realidad y más que ver con la manera en la que nuestro cerebro interpreta los colores para darles sentido. La percepción del color tiene principalmente lugar dentro de nuestras cabezas y por eso es algo subjetivo que depende de la experiencia personal.