Es una de las grandes revoluciones silenciosas que están transformando Occidente quizá para siempre: el sexo está en retroceso. Lo hemos abordado en alguna ocasión, y la tendencia, estudio a estudio, sólo parece reafirmarse y crecer más y más conforme pasan los años. Los jóvenes de nuestro tiempo están practicando el sexo en menor proporción a los de antaño. Y estructuralmente nada parece que pueda cambiarlo.
Las cifras. Las ofrece una investigación, amparada en trabajos previos y encuestas recientes, publicada hace un puñado de días. El porcentaje de jóvenes estadounidenses (entre 18 y 24 años) sexualmente inactivos ha pasado del 18,9% entre 2000 y 2002 al 30,9% entre 2016 y 2018. Un tercio de los jóvenes post-adolescentes de Estados Unidos no está practicando sexo, en una tendencia rastreable también en Europa.