Los enormes buques que transportan trigo y otros cereales ucranianos están retenidos a lo largo del Bósforo, aquí en Estambul, a la espera de ser inspeccionados antes de navegar a puertos de todo el mundo.
El número de buques que transitan por este estrecho, que conecta los puertos del mar Negro con aguas más amplias, cayó en picada cuando Rusia invadió Ucrania hace 10 meses e impuso un bloqueo naval. Bajo presión diplomática, Moscú ha empezado a permitir el paso de algunos buques, pero sigue restringiendo la mayoría de los envíos procedentes de Ucrania, que junto con Rusia exportaba una cuarta parte del trigo mundial.
Y en los pocos puertos ucranianos que siguen operando, los ataques con misiles y aviones no tripulados de Rusia contra la red energética de Ucrania paralizan de manera periódica las terminales donde el trigo y el maíz se cargan en los barcos.