Antes de sus primeras palabras como presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva contó que el bolígrafo con el que firmaría las actas que lo formalizaron como máxima autoridad del país estaba cargado de un valor sentimental. De esta manera, al hacerlo, rompió el protocolo que indica que el mandatario electo debe firmar con la pluma oficial del Congreso.
De acuerdo al relato del exsindicalista metalúrgico, un militante se lo obsequió en 1989, con la condición de que lo usase cuando ganara la presidencia ese año, algo que finalmente no ocurrió. Ahora, Lula asumió por tercera vez como jefe de Estado y firmó con ese mismo bolígrafo, en un gesto que calificó como un “homenaje al pueblo”.
«Estoy viendo aquí al exgobernador Wellington Dias, quería contar una historia. En 1989, estaba haciendo un mitin en Piauí. Fue un mitin grande, luego fuimos a caminar al São Iglesia Benedito. En la manifestación, un ciudadano me dio este bolígrafo y dijo que se suponía que debía firmar la toma de posesión, si ganaba las elecciones de 1989», contó.