Cuando un hombre colombiano fue evaluado por primera vez por neurólogos a los 67 años, era cognitivamente normal y ni él ni su familia estaban preocupados por su memoria. Así que los científicos empezaron a seguir de cerca su extraordinario caso.
El paciente -un mecánico que era marido y padre de dos hijos- había nacido con una mutación genética especialmente siniestra que debería haberle condenado a la demencia antes de cumplir los 50 años.
En lugar de ello, su vida había sido de una notable resistencia, desafiando el guión escrito en sus genes. El deterioro cognitivo que debería haber empezado a los 44 años se mantuvo a raya durante más de dos décadas. En lugar de morir a los 60 años, se jubiló. Finalmente desarrolló demencia moderada y falleció en 2019 a los 74 años.