Es un proyecto monumental, ambicioso y controvertido que algunos consideran una revolución de la ingeniería y otros califican de «quimera».
Se trata de la Autopista Costera E39 de Noruega, una vía para vehículos que combinará pavimento clásico contúneles subacuáticos y puentes flotantes a lo largo de 1.100 kilómetros.
Su propósito es cubrir un trayecto de geografía bella pero imposible: los mil fiordos del oeste del país.
«El objetivo es unir, de norte a sur, las ciudades de Trondheim y Kristiansand», le explica a BBC Mundo Kjersti Kvalheim Dunham, quien dirige el proyecto en la Administración Pública de Caminos de Noruega.
«Normalmente esta distancia les toma unas 20 horas a autos y camiones que usan conexiones de ferry».