En los últimos años quedó claro que las redes sociales pueden, de la noche a la mañana, volver famoso a alguien y convertirlo en una celebridad global. Pero ahora también no hay dudas de que esa popularidad puede desvanecerse en el aire con la misma rapidez, tal como dejó en claro el escándalo que involucra al influencer James Charles, quien perdió en pocos días tres millones de suscriptores a su canal de YouTube al revelarse la compleja trama que ideó en contra de su mejor amiga, a quien traicionó, le robó anunciantes y hasta quiso quedarse con su marido.
Hace diez días, y con sólo 19 años, Charles parecía estar tocando el cielo con las manos. Estaba entrando por la alfombra roja de la Met Gala, uno de los encuentros sociales más prestigiosos y anhelados, codeándose con personas que lo reconocían y saludaban, desde Kim Kardashian o Lady Gaga . Todo había comenzado en 2015 cuando abrió su propio canal de YouTube con tutoriales de maquillajes y anécdotas propias, con el acento puesto en su personalidad espontánea y desinhibida. Pronto la cantidad de reproducciones de sus videos fue creciendo y se estableció como uno de los nombres más originales de la plataforma.