Alberto Fernández en Casa Rosada. Máximo Kirchner y Sergio Massa en Diputados. Como capitales alternas y antagónicas de un imperio convulsionado, a 96 horas del cierre de listas el panperonismo se entregó a un ejercicio frenético de subibaja de candidatos, cumbres multitarget, reproches cruzados y pulseadas sobre el formato con que, al final, se acomodarán las cargas en las boletas del Frente de Todos (FdT).
Entre el stress y la incertidumbre, se multiplicó el clamor de que se produzca una sentada bilateral entre los Fernández para ordenar un mapa caótico. El fin de semana, los entornos del Presidente y la vice consideraban que no era necesaria una instancia de este tipo y se daba por hecho que las listas se acomodarían con lógica y criterio. Se apuntó, para eso, a un una mesa operativa compartida por Massa, Máximo y Santiago Cafiero, con Axel Kicillof, Eduardo «Wado» De Pedro y Gabriel Katopodis pivotando según el o los territorios.