La mayoría de tres está muy sólida. Tal como lo dice un operador judicial, parece una valoración puramente política, incluso subjetiva. Pero los fallos con los que la Corte Suprema suspendió, a 5 días de su realización, las elecciones en Tucumán y San Juan, tienen incorporados en sus página el elemento que justifica esa afirmación: el volantazo de Carlos Rosenkrantz, que cuatro años atrás falló de manera inversa a la que lo hizo esta semana, pirueta jurídica imprescindible para que el tribunal tenga los tres votos para frenar los dos comicios.
La intervención de Rosenkrantz, que en la demanda contra la reelección de Alberto Weretilenck en Río Negro consideró que la Corte no podía inmiscuirse en una tema provincial, era primordial por otro asunto sugerente: la ausencia de Ricardo Lorenzetti, que está enfrentado con el bloque que comparten Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Rosenkrantz, a pesar de que sabía que los expedientes estaban en tratamiento pero no tenía certezas -porque no le avisan- sobre cuándo saldrían los fallos.
¿Tomó distancia, el ex todo poderoso presidente de la Corte, porque sus antecedentes lo obligaban a hacer una cabriola similar a la de Rosenkrantz? Fue, por caso, el protagonista central de un fallo muy parecido en 2013 que anuló las elecciones de gobernador en Santiago del Estero pero, a diferencia de este, resolvió en el mismo acto la cuestión de fondo: volteó la reelección que pretendía Gerardo Zamora. Aquel texto llevó las firmas de Lorenzetti, Maqueda, Carlos Fayt y Enrique Petracchi.