La música de fondo es un estímulo sensorial que influye en el rendimiento cognitivo de las personas. Desde hace décadas se ha afirmado que la música de fondo mejora la creatividad para tareas que involucran habilidades espaciales como dibujar o diseñar. Basta recorrer las listas de reproducción de Spotify para encontrarnos cientos de recopilatorios bajo títulos como “Música para trabajar”, “18 horas de música para concentrarse”, y un basto catálogo de ejemplos similares. Ahí encontramos desde música clásica de Beethoven o Liszt a baladas de Otis Redding y Stevie Wonder.
Pero lo cierto es que el efecto que crean en nosotros es justamente el contrario. Escuchar música de fondo reduce nuestras capacidades, según varios estudios científicos.