La medicina puede estar a punto de alcanzar un objetivo perseguido por largo tiempo: una pastilla del día siguiente para prevenir las enfermedades de transmisión sexual. Esta podría reducir drásticamente las crecientes tasas de enfermedad y los inmensos costos sanitarios.
La eficacia de esta pastilla se ha estudiado durante una década. Es un comprimido de 200 miligramos del antibiótico doxiciclina; la gente la ha tomado de forma encubierta durante años. Pero los resultados de un estudio publicado en The New England Journal of Medicine parecen indicar que ahora pasará a la práctica clínica. En la investigación, realizada en San Francisco y Seattle, los participantes que tomaron una sola dosis en las 72 horas siguientes a mantener relaciones sexuales sin preservativo, solo tenían un tercio de las probabilidades de contraer clamidia, gonorrea o sífilis que los que no tomaron las píldoras.
Como todo en medicina, hay notas a pie de página para los resultados, y riesgos para equilibrar los beneficios. El estudio se realizó únicamente entre hombres homosexuales y bisexuales, junto con mujeres transexuales y personas no binarias a las que se les asignó un sexo masculino al nacer. Dentro de esos grupos, se limitó a personas a las que se había diagnosticado una enfermedad de transmisión sexual en el último año. El estudio no incluyó a mujeres cisgénero; en trabajos anteriores, el antibiótico preventivo no ha funcionado tan bien en ellas. Además, el estudio señaló, aunque sin profundizar en ello, la posibilidad de que la administración rutinaria de un antibiótico provoque resistencia, ya sea entre las bacterias que causan las enfermedades de transmisión sexual (ETS) o en otras presentes en el organismo de los participantes.