Si se proyectan indecisos, se abre un escenario impensado. Con macrismo y cristinismo en lucha abierta por el centro, la polarización se impone y se traga hoy 12 puntos más en intención de voto de lo que abarcó en las primarias de 2015. En aquellas PASO, el cansado Frente para la Victoria obtuvo el 38,6% y el pujante Cambiemos se quedó con el 30,1%. Afuera de esos dos contingentes que reunían casi el 69% de las adhesiones, quedaron 31 puntos, una fuerza superior a la que reunieron juntos Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió.
De acuerdo a la última encuesta que acaba de terminar la consultora Aresco, con Macri a punto de concluir su mandato, el oficialismo y el fernandizmo captan -entre los dos- cerca del 81% de la intención de voto. La explicación está en la implosión de la avenida del medio que, hace cuatro años, cosechó el 20,5% con Sergio Massa y José Manuel De la Sota y hoy ronda los 10 puntos en los sondeos de Federico Aurelio. A casi un mes de las PASO, persiste fuera de los polos apenas un 19% de la sociedad, que se reparte entre Consenso Federal, José Luis Espert, el Frente de Izquierda, el voto en blanco y cuatro fórmulas más que aparecen con escasa proyección.