Casi tan pronto como los talibanes tomaron el poder en Afganistán, Facebook, YouTube, Twitter y otras grandes compañías de plataformas en internet afrontaron una decisión incómoda: ¿qué hacer respecto a las cuentas en línea que los talibanes comenzarán a usar para difundir sus mensajes y establecer su legitimidad?
La decisión implica que las compañías de internet elijan reconocer a los talibanes como el gobierno oficial de Afganistán o aislarlo debido al historial de violencia y represión del grupo. Los gobiernos de todo el mundo también se encuentran en este predicamento.
Quiero que hagamos una pausa y nos sentemos a pensar en lo incómodo que resulta que las potencias de internet funcionen en gran medida como departamentos de Estado que no rinden cuentas. No hacen esto completamente por su cuenta y no tienen en realidad otra opción. Todavía es muy extraño que un puñado de ejecutivos tecnológicos que no fueron electos desempeñen un papel en asuntos globales de tanta importancia.