En el año 798, el célebre erudito y teólogo, Alcuino de York, escribió una carta a Carlomagno, rey de los francos y los lombardos. Aconsejaba al poderoso representante sobre asuntos de estado, como era su costumbre. Redactada en latín, en ella decía a su gobernante y mecenas: “Nec audiendi qui solent dicere, Vox populi, vox Dei, quum tumultuositas vulgi semper insaniae proxima sit”, lo que significa: «y no se debe escuchar a aquellas personas que siguen diciendo que la voz del pueblo es la voz de Dios, ya que el alboroto de la multitud está siempre muy cerca de la locura».
Me pregunto si el viejo monje estaría contento con la cantidad de nuevos admiradores entusiastas que ha ganado en Twitter. Muchos han citado estas palabras como prueba de que la ahora infame invocación de Elon Musk es ignorante, aquella de: «vox populi, vox Dei» (la voz del pueblo es la voz de Dios) que usó después de sus encuestas en Twitter que supuestamente guían su implementación de políticas. «¡Estúpidamente no cita la frase completa! Era justo una advertencia», expresaron algunos.