Swati Yadav había perdido la cuenta del número de paradas de campaña que había hecho en las aldeas desde que comenzó su mañana. ¿Eran veintisiete o veintiocho?
Yadav luchaba obstinadamente por un lugar en el parlamento, a pesar de que este mes las temperaturas alcanzaron los 37 grados Celsius en el estado de Haryana, en el norte de India. Sin embargo, en muchos lugares, la batalla más grande para Yadav, de 30 años, fue hacer que la multitud se enfocara tanto en su propia campaña como en el destino político de los hombres que están en los puestos más altos de su partido, Jannayak Janta.
“No les estoy pidiendo su voto porque sea joven o porque sea mujer”, les repetía a las multitudes tras explicar su postura respecto a asuntos clave. “Tengo un título de ingeniería, he estado al frente de una empresa de miles de personas”.