Alberto Fernández considera que tiene dos urgencias a resolver en el cortísimo plazo: primero, sacar de la agenda pública el acuerdo con el FMI, una cuestión que provocó una crisis con Cristina Kirchner, y -segundo- poner como prioridad total, excluyente, a la inflación.
El dato de febrero (4,7%) sorprendió a los funcionarios del gabinete económico. Roberto Feletti, secretario de Comercio, les había anticipado a empresarios de la alimentación que el número «vino mal». Pero nadie imaginó que superaría el 4% estimado por las principales consultoras económicas.
La aceleración inflacionaria tiene a los alimentos en el centro del problema. El rubro escaló 7,5% el mes pasado, cuando la invasión rusa a Ucrania recién había comenzado y los precios de las materias primas no habían terminado de llegar a los niveles récord de hoy.
Para marzo, las estimaciones son peores a las del mes pasado: en lo que va del mes, las principales compañías alimenticias ya enviaron al menos dos listas con ajustes de precios en los productos de la canasta esencial.