😊
Míralo.
Ahí arriba.
Abriendo un reportaje con ínfulas de mayúscula, usurpando con su sonrisa boba, de garabato de parvulario, el lugar de honor que hasta hace un puñado de siglos estaba reservado a aquellas ceremoniosas y muy circunspectas capitulares; letras coloridas, recargadas —en ocasiones hasta espirituales— que requerían de los monjes copistas noches enteras inclinados sobre el scriptorium, con dolor en el lumbago, la vista nublada y la garganta irritada por una mezcla casi narcótica de olores, suma de los efluvios del tintero, el cuero curtido y el humo de las velas.
Míralo, un smile. De mejillas rubicundas y cara de oblea.