Nara Ward dice que tiene un trabajo a tiempo completo: controlar lo que gastan sus hijos en sus videojuegos favoritos.
Ward vive en Barbados con su marido y sus hijos, Finn, de 14 años y Leif, de 12.
Cuando Leif empezó a jugar Roblox, comenzó a pedir robux, la moneda del juego, la cual permite a los jugadores mejorar su personaje o comprar objetos virtuales. Así que sus padres le regalaron US$200 en créditos de Apple por Navidad.
«Para mi sorpresa, se lo gastó todo en cuestión de días. Después de eso no le daba más de US$10 en robux al mes. Enseguida se frustró y se aburrió del juego», dice Ward.
Leif pasó entonces al videojuego World of Tanks, que también requiere que los jugadores mejoren sus armas usando crédito de PlayStation.