En 1985, con una inflación de 450% anual, Israel dispuso por ley la prohibición de emitir moneda; además, implementó medidas de shock que incluyeron acuerdos de topes salariales con los trabajadores, recortes de gastos del gobierno para bajar el déficit y control de precios. Así, ya en 1990 había logrado reducir el índice a 20%. De allí en más, quedaba un arduo camino hasta lograr el objetivo de entre 1% y 3%: lo consiguió en diez años, decretando la independencia del Banco Central , fijando metas creíbles de inflación y limitando el déficit fiscal a 3% del PBI.
Esa fue la fórmula israelí para domar un flagelo que en la Argentina de hoy se ha convertido en un dolor de cabeza. Pero no hace falta irse hasta las costas del Mediterráneo para encontrar recetas efectivas contra la inflación: los casos regionales de Chile, Colombia, México y Brasil también arrojan lecciones de las que se puede aprender.