Sagan no sólo participó activamente como asesor de la NASA en las misiones del Programa Apolo, la sonda espacial Pioneer, las Voyager y el vehículo marciano Pathfinder, también se encargó de una tarea igual de complicada y comúnmente olvidada por las grandes mentes de la historia: hacer de la ciencia un lenguaje asequible para el resto de las personas no especializadas y despertar en generaciones enteras la fascinación por descubrir los mayores secretos del cosmos, a través de relatos envolventes que mezclan la historia de las ideas científicas con filosofía y experiencias personales.