Las llamas crepitantes han dejado bosques carbonizados y han provocado que miles de bomberos acudan a detener su hambrienta marcha. Los residentes están llenando baldes de agua para apagar las llamas en sus localidades. Y los turistas se apiñan con sus pertenencias, no en hoteles o complejos turísticos, sino en centros de evacuación.
Los cientos de incendios forestales que asolaron en los últimos días el sur de Europa y el norte de África obligaron a evacuar a miles de personas. Según las autoridades, la ola de calor que azota la región ha hecho que las temperaturas rocen máximos históricos y ha resecado la tierra, condiciones idóneas para la propagación de los incendios forestales.