En el último año se produjeron alrededor de 20 operaciones de “liberación de depósitos”, según Rami Ollaik, abogado y uno de los principales organizadores.
Aquel día, Bassam Sheikh Hussein iba en chanclas, pantalón corto y cara descubierta. En una mano llevaba una escopeta y en la otra, un bidón de gasolina. Cruzó la calle, entró de un portazo en la sucursal del Federal Bank de Beirut. “A quien se mueva, lo mato”. Entonces empezó a vaciar el bidón de gasolina sobre el mostrador, el suelo y los ordenadores, cuenta a elDiario.es. Agarró al director y le pidió el dinero. Su dinero.
“Las negociaciones fueron difíciles y duraron mucho, desde las 9 de la mañana hasta las 7 de la tarde. Había 10 empleados y tres clientes dentro del banco”, cuenta Sheikh Hussein. Tenía más de 200.000 dólares en el banco y la toma de rehenes acabó con un acuerdo: “Me llevé 35.000 en efectivo”. Fuera, se habían agolpado decenas de personas durante horas y fue recibido como un héroe con gritos de apoyo. “Planeé la misión unas semanas antes. Iba al banco y estudiaba a qué hora llegaba el director, dónde ponía las llaves, dónde estaba la caja fuerte y me fijé que solo tenía una puerta de salida. Todo se desarrolló con éxito”.