Jair Bolsonaro comenzó el 2021 con interrogantes e internas que puede condicionar su gestión e impedir su principal objetivo: ganar las elecciones de octubre de 2022.
El primer dilema que se le presenta gira en torno al auxilio de emergencia, un subsidio de 120 reales que ayudó a 70 millones de personas, redujo la pobreza y la miseria a niveles de 1980 y le permitió crecer en las encuestas en los sectores que no votaron por Bolsonaro en 2018, pero finaliza en enero por orden del presidente en un gesto hacia su ala liberal que propone retomar la agenda ortodoxa, ante el déficit histórico que enfrenta la economía brasileña. «Brasil está quebrado», reconoció Bolsonaro días atrás.