El reciente anuncio del cierre de negociaciones entre los bloques de la Unión Europea (UE) y el Mercosur ha dejado perplejo a periodistas, representantes de sectores productivos y dirigentes sindicales. Envuelto en un extremo hermetismo, el acuerdo pone fin a casi 25 años de negociaciones, iniciadas en 1995 con la firma del tratado interregional de cooperación. El contexto, sin embargo, no podría ser más distinto: si a mediados de la década de 1990 primaba un marcado optimismo por la globalización, hoy en día los otrora pilares del orden liberal internacional, como el multilateralismo y el «libre comercio», sufren cuestionamientos en Estados Unidos y en la propia Europa.