El pueblo andino de Chinchero, que se encuentra sobre el valle de Urubamba, es uno de los paisajes más hermosos que existen. Las majestuosas terrazas hechas por los incas se extienden hacia la vasta meseta. Sembradíos de quinua, amaranto, papa y maíz forman un tapiz de tonalidades verdes, rojas y doradas. Las extensas vistas de los picos cubiertos de nieve, conocidos como Apus, el nombre dado a los espíritus de las montañas en la mitología inca, dominan el horizonte.
Sin embargo, el presidente Martín Vizcarra está decidido a destruir este lugar sagrado. Las excavadoras comenzaron a limpiar el terreno en enero para construir un aeropuerto internacional en Chinchero. Este proyecto dudoso dañaría de manera irreparable el corazón de la civilización inca. Sus sitios arqueológicos ancestrales y su abundante flora y fauna se verían afectados por el ruido, el tráfico, la contaminación y la urbanización descontrolada.