El Gobierno confía en que la sorpresiva salida de Christine Lagarde del Fondo Monetario Internacional no implicará ningún cambio con el organismo; y lo más probable es que así sea. Como se apuró en aclarar el Palacio de Hacienda, el acuerdo con Washington excede a la abogada francesa. Se sabe: el compromiso político es, ante todo, de la administración Trump.
Eso no quita, sin embargo, que -como descuentan los propios candidatos presidenciales- el actual acuerdo con el Fondo haya que renegociarlo después del 10 de diciembre. Apenas asuma el ganador de las elecciones 2019.
Es muy probable que el caso argentino sea inédito: no sólo por el volúmen de dinero que implicó el último acuerdo -la friolera de u$s57.000 millones- sino también porque los protagonistas ya saben que el tratado resulta incumplible. Que habrá que sentarse a renegociar para llegar a un nuevo acuerdo.
Ése es el legado que ahora deja Lagarde. Un acuerdo inconsistente por donde se lo mire.