Ni el abrazo de Mauricio Macri pidiendo públicamente «no se la pierdan» o el reclamo de Lilita Carrió exigiendo que se suba al escenario a hablar pudieron sacar a María Eugenia Vidal del malhumor visible y el enojo contenido. La abrumadora derrota de la gobernadora bonaerense por más de 17 puntos contra Axel Kicillof descolocó a la mandataria provincial y la dejó en una situación muy complicada para remontar en octubre.
Con el 79% de los votos escrutados, Vidal obtenía anoche el 32% de los votos frente al arrollador 49% de Kicillof, apenas algo mejor que Macri que en la provincia obtenía el 30% de los votos. Esto habla de un leve corte de boleta en favor de Vidal que sus allegados lo atribuyen a votos de Lavagna o incluso del kirchnerismo.