Se sabe: Sergio Massa ha tomado la premisa de evitar una devaluación abrupta como una verdadera «cuestión de Estado». Intentará por todos los medios llegar al final del mandato de esta administración sin una medida disruptiva. Está jugado a que este objetivo le salga bien y, de esa manera, darle al peronismo la posibilidad de ser competitivo en las próximas elecciones.
Nada está asegurado, claro. En la Argentina de hoy, Massa y los financistas juegan una pulseada todos los días. Cuando termina la rueda cambiaria, desde el quinto piso del Palacio de Hacienda esperan el resultado sobre las compras (o ventas) de dólares para el Banco Central.
Dicho sea de paso, ayer lunes, el BCRA volvió a salir comprador, esta vez por u$s74 millones. Gracias a la segunda versión del «dólar soja» ya sumó u$s531 millones en seis ruedas, unos u$s88 millones diarios en promedio.
El «dólar soja 2» es solo uno de los «bolsillos» a los que el ministro apela para evitar una disrupción cambiaria por falta de reservas.