Para las tres de la tarde, he atendido pacientes durante algunas horas y siento que mi concentración se desvanece. Necesito mantenerme alerta para los pacientes que faltan, así que voy por un refrigerio y un poco de café.
Este se ha convertido en mi ritual vespertino durante los veinte años que llevo como médico de atención primaria. Ahora, un estudio nuevo confirma que mi temido “adormilamiento de las tres de la tarde” es real y que podría afectar la salud de los pacientes.
De acuerdo con el estudio, publicado en JAMA Network Open, los médicos solicitaron menos análisis para detectar cáncer de mama y de colón en los pacientes durante las últimas horas del día, en comparación con las primeras horas de la mañana. Todos los pacientes fueron programados para análisis, pero los índices de solicitudes fueron más altos en los pacientes que tenían su cita aproximadamente a las ocho de la mañana. Hacia el final de la tarde, los índices se redujeron entre un 10 y un 15 por ciento. ¿Las causas probables? El retraso y la fatiga por la toma de decisiones.
En el cuidado de salud primario, los médicos se retrasan porque la carga de trabajo es intensa. Para cumplir con todo lo que debemos hacer con la cantidad de pacientes habitual, los médicos de atención primaria deben pasar entre once y dieciocho horas diarias para atender cuestiones preventivas y crónicas, además de atender problemas nuevos.