Mientras que las desigualdades de género han ido reduciéndose de forma muy importante con el tiempo, seguimos hablando de «brecha salarial». Y esto es algo difícil de entender. Al fin y al cabo, cada vez hay menos casos de hombres que cobren más que las mujeres por hacer el mismo trabajo.
Sin embargo, la brecha reaparece a niveles agregados porque, según señalan los expertos, incluso donde el sueldo es el mismo, la desigualdad persiste en forma de bonos, recompensas o incentivos. Horas extra, viajes de empresa o reuniones «a deshoras» parecen cosas en las que el género no tiene nada que ver, pero que al final reproducen la misma brecha que nunca ha dejado de existir.
Un ejemplo excelente es este estudio de Kleven, Landais y Søgaard (2018) al que llegamos gracias a John Burn-Murdoch. Con datos de Dinamarca, estos investigadores se han dado cuenta de que la brecha de género se concentra fundamentalmente en las mujeres que tienen hijos.