El Gobierno redobló esta semana los cuestionamientos al ministro de la Corte Suprema Carlos Fayt. Se le pidió que mostrara que está en pleno uso de sus facultades y se ventilaron sospechas por su supuesta ausencia durante la acordada que prolongó el mandato del presidente del máximo tribunal, Ricardo Lorenzetti, hasta 2019. Sin embargo, no es el único juez que supera los 90 años o ejerce funciones judiciales desde su casa.
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, fue el principal ariete que impulsó las dudas sobre la capacidad del magistrado tras la publicación de un artículo de Horacio Verbitsky en Página/12, donde puso en duda su lucidez, hace una semana. “No puede ser que no sepamos en qué condiciones está un miembro de la Corte. ¿Por qué ocultan esa situación?”, insistió ayer.
Un caso que no es único. A pesar de que todos los cañones apuntaron contra Fayt, hay varios casos en los que, por edad o enfermedad, un magistrado firmó sentencias y resoluciones desde su casa o, incluso, en una clínica convaleciente. Tal fue el caso del fallecido titular del Juzgado Federal Nº 1 de La Plata, Manuel Blanco, quien llegó a firmar sentencias en el centro de salud donde recibía quimioterapia. El integrante de la Cámara Nacional Electoral Rodolfo Emilio Munné, de 87 años, también hace ya tiempo que firma los fallos desde su casa, indicaron fuentes