Martín Soria, el ministro de Justicia, operó en las últimas 72 horas como enlace entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Desde el domingo, tras publicarse en Tiempo Argentino, Perfil y El Cohete a la Luna, los chats entre jueces y funcionarios sobre un viaje a Lago Escondido, Soria se convirtió en el hacedor, entre las indicaciones del presidente y las sugerencias de la vice, de una tarea que se convirtió, a las 7 AM del miércoles, en una denuncia contra los participantes de ese encuentro secreto en el sur.
Soria, con terminales directas en la vice, oficio de ejecutor del mandato de Fernández para confeccionar una denuncia sobre el viaje que jueces, fiscales, funcionarios porteños y empresarios hicieron a Bariloche invitados por el grupo Clarín. El ministro siguió una pauta precisa: armar un escrito que no dé lugar a pedidos de nulidad, en particular por la información que surgió al publicarse los supuestos mensajes del grupo de Telegram bautizado “Operación Página 12”, a raíz de una noticia publicada en ese medio el 17 de octubre pasado que fue la primera información sobre el viaje.